La memoria selecciona en función de las sensaciones, de lo doloroso de ese recuerdo...yo tengo muchos de pequeña, algunos muy duros y me gustaría que mi cabeza los evitara, pero no es tan sencillo. Trato de disfrutar de los buenos, eso si.
Magnífico artículo. Para mí, el olor de la niñez es el de la dama de noche de una casa cerca de donde vivía. Pasaba por allí en bicicleta, debía tener 8 o 9 años. Era el olor de la libertad.
La memoria selecciona en función de las sensaciones, de lo doloroso de ese recuerdo...yo tengo muchos de pequeña, algunos muy duros y me gustaría que mi cabeza los evitara, pero no es tan sencillo. Trato de disfrutar de los buenos, eso si.
Gracias por comentar Bego. Si te fijas, algunos de esos recuerdos parecen totalmente insignificantes. Como dices, disfrutaremos de los buenos.
Un abrazo
Magnífico artículo. Para mí, el olor de la niñez es el de la dama de noche de una casa cerca de donde vivía. Pasaba por allí en bicicleta, debía tener 8 o 9 años. Era el olor de la libertad.
Muchas gracias Joaquín. Ay, los olores. Para mí el olor a jazmín, o a bocadillo de longanizas. Olores de verano, de vida al aire libre.
Gracias por comentar.