Seré tu árbol.
Frondoso, imponente, majestuoso, bien arraigado en el suelo. Incluso cuando sienta que soy débil como una hoja marchita.
Haré crecer mis ramas para proteger tu vuelo. Seré las hojas que te resguardan de la lluvia y del frío. Abriré claros entre ellas para que recibas la luz del sol que te permita crecer; fortaleceré mis raíces, salvando obstáculos bajo tierra para ofrecerte un terreno estable.
Para que estés preparada cuando el suelo se tambalee.
Seré tu árbol.
Intentaré llevarme bien con los de mi especie para ofrecerte un soporte en el que te puedas apoyar, para que no estés sola en caso de que yo no esté. Seré testigo de tus avances, de esos pequeños brotes, de ese crecimiento seguro. Y estaré ahí para apoyarte en lo que necesites. Fuerte y protector cuando soplen los vientos, casi imperceptible cuando tengas que emprender el vuelo, presente cuando lo necesites. Como una sombra invisible.
Seré tu árbol.
Y creceré a tu lado, con mis hojas y mis frutos, con mis dudas y mis convicciones, intentando enseñarte lo que he aprendido, intentando evitar - sin conseguirlo - que cometas mis mismos errores. Esperando, sin mucho empeño y con vértigo, que cometas los tuyos.
Seré tu árbol.
El que te cobija en los días de sol abrasador. El que emite sonidos cuando el viento sopla. El que te arropa en los días fríos. El que da cobijo a pajarillos y grillos.
Seré tu árbol.
Incluso cuando emprendas el vuelo y ya no me necesites. Incluso cuando creas que ya no te hago falta.
Seré tu árbol.
Y estaré aquí para ti.
El pasado domingo escribí una frase en la que equiparaba una vida a un bosque, poblado de árboles que son tu familia o la gente que quieres. Y a mi mente le dio por pensar que yo soy árbol para mis hijas. Con todo lo que eso conlleva.
Y me gustó imaginarme como un árbol fuerte y frondoso, como un gran plátano o un gran ficus. Un árbol que aguanta tempestades, que da cobijo y sombra. Un árbol que arropa. Incluso en aquellos momentos en que te sientes como una rama endeble.
Puestos a visualizar, mejor fuerte y monumental. (Aunque admito que quizás yo sería un árbol algo más mundano).
Y pensé en lo importante que es tener árboles a nuestro lado, en forma de amigos, de familia, de personas que se preocupan por nosotros. Tengas hijos o no, tal vez seas ese árbol lleno de vida, sinónimo de cobijo, protección y también oxígeno, para más de una persona.
Feliz semana.
Me encanta la imagen del árbol. Seguro que tus hijas te ven así. No sé si conoces el libro En busca del árbol madre. Hay árboles que son más madre que otros, que alimentan a sus retoños bajo su copa, que dan generosamente a todos lo que necesitan: azúcares, minerales, otros nutrientes, hormonas de crecimiento, fitoquímicos que aumentan el sistema inmune... Son grandes árboles que proveen por todo el bosque. La familia quercus, la de los robles y las encinas, pertenecen a esta categoría. Serás su roble 😍💜
Me ha encantado la imagen de abrazar árboles y como transmite sensaciones con la escritura ✍️