Imagina que pudieras pedir lo que quisieras.
Visualiza que alguien te pudiera conceder tres, dos, un deseo. ¿Qué pedirías?
Si tuvieras claro que tu vida es evolución constante, ¿cambiarías tu deseo? ¿cambiaría tu perspectiva?
Hay momentos relevantes en la vida, caminos de no retorno, o de bifurcación, cambios que suponen un antes y un después. Puntos de inflexión. Soy consciente, ahora con mucha intensidad, de la existencia de otros mundos ahí fuera. De otras vidas. Llenas de personas que crean contenidos, que reflexionan, que comparten su voz y su sentir y arrastran a otras personas. Como olas del mar que van acogiendo surfistas.
Quiero ser surfista.
Quiero dejar de quedarme en la orilla.
¿Cuántas veces hemos decidido ser espectadores? ¿Cuántas veces hemos imaginado nuestra vida, nuestra trayectoria, de otra manera? ¿Cuántas veces hemos envidiado cómo se maneja esta persona o aquella? En ese momento, ¿hemos cambiado algo? ¿nos hemos puesto en marcha de alguna manera?
Tal vez tú también quieras subirte a la ola. No es necesario que nos hagan un paseíllo hacia el mar que nos haga sentir presión por ser el centro de atención. Solo es necesario agacharse, coger la tabla, acercarse a la orilla y LANZARSE, subirse a la ola, entrar en movimiento. Aunque sea tímidamente.
Y surfear la vida, el aprendizaje, el conocimiento. Hay tanto mar ahí fuera que es una pena quedarse en la orilla. Y es que a veces dejamos de ver la abundancia. A veces estamos tan centrados en nuestra agenda de obligaciones que dejamos pasar mil cosas que nos gustan, mil detalles que nos pellizcan, mil pequeñas cosas que nos harían crecer.
Estamos en una isla, rodeados de infinidad, y no nos damos cuenta.
Hay otros momentos, otras épocas, en las que una pequeña parte de esa niebla que oscurece nuestras gafas, desaparece. Y nos sorprende vislumbrar un mar absolutamente atestado de corrientes, de personas que van creando olas, de individuos que disfrutan, que aprenden, que crecen gracias a otras personas. De oportunidades que van y vienen.
Y nos miramos los pies, secos por la rutina, deseosos de dar pasos hacia el agua, de conocer mundos nuevos.
A veces vale la pena preguntarse si que lo que ves, lo que tocas a tu alrededor, es todo lo que quieres. Si te satisface. Si hay voluntad y consciencia en tu respuesta. Si estás abierto a nuevos estímulos. Si tu actitud es de estancamiento o de parada para tomar un nuevo impulso para avanzar hacia lo que quieres.
Porque el mar es inmenso. Porque tal vez te apetezca salir a surfear, aunque sea tímidamente y solamente para seguir creciendo y aprendiendo.
Gracias, Isabel, por esta publicación preciosa y tan sabia. Qué pediría? La respuesta inmediata es demasiado corta de miras y materialista. En realidad no sabemos qué es lo mejor para nosotros y creemos que si se conceden esos deseos nos van a traer la felicidad. Solo puedo pedir que mi corazón esté abierto para recibir la intuición, la guía que ya tengo a mi alrededor pero que a menudo no escucho, y el valor para actuar conforme a esa guía, lanzándome al agua a surfear cuando sepa que esa ola es para mí. Gracias! 💜 M.
🤦🏼♀️ Ay Isabel nada más leer la primera pregunta he contestado de sopetón, casi me atraganto 🤣 por el ansia de responder y después conforme avanzaba en la lectura, me he detenido y he pensado cómo era posible haber pedido ese deseo y no otro más importante. Pero me he dado cuenta de que quizá esa personita no quiere regresar porque es muy feliz. Y no he sentido tanta culpa.
Me asusta subirme a veces a la tabla y adentrarme en el océano, pero trato de hacerlo, así me doy cuenta que el vértigo que siento me mantiene despierta y por otro lado, soy consciente de lo pequeña que soy frente al mundo ☺️.
Gracias por tu publicación. Me ha gustado mucho. La imagen también, transmite calma, serenidad. Paz.
Un abrazo.