¿Se puede amar algo o a alguien que no conoces?
¿Es posible querer en la distancia?
A lo largo de la vida experimentamos el amor de diversas formas. Es especialmente intenso en la niñez y en la juventud.
Recuerdo la visita a unas personas en el pueblo de adopción de mi madre. Yo era pequeña. Nos recibieron en un salón presidido por una gran fotografía profesional de un niño en el día de su Comunión. Recuerdo vagamente la fotografía con ese tono sepia con el que querían colorear las fotos en blanco y negro.
Me quedé absolutamente prendada de ese niño mientras oía como un eco lejano la conversación de los mayores. Sospeché que ese chiquillo era el señor que tenía ante mis ojos. Esa fotografía me turbó tanto que me convencí de una especie de enamoramiento de alguien totalmente desconocido y, casi con toda seguridad, de otra época.
A este amor se sumaron otros. Unos románticos, otros filiales. Como el amor que sentía por mis primos de Jaén. Tengo flashes de fútbol sobre adoquines con hierbecillas verdes, de tardes tórridas en el zaguán fresco de la casa, de leche hervida en la cocina. Aún hoy evoco ese olor (asociado siempre con una caja enorme de galletas hojaldradas Cuétara).
Mi primo Diego murió a causa de una enfermedad hace unos años. ¿Imaginó algún día cómo le quería esa niña que les visitaba de tanto en tanto? No lo creo.
O ese otro chico la primera vez (y única) que alquilamos un apartamento en la playa. Jugaba al tenis con su padre. Yo jugaba con el mío. Tenía una espesa melena morena. Era alto y guapo. Aún recuerdo el magnetismo que sentía cuando le veía pasearse por el edificio.
Creo recordar que le escribí una notita y la metí, temblorosa, por la rendija de la puerta de su apartamento. (Seguro que imaginé mil posibilidades de que me pillaran in fraganti. Pero lo hice.) No hubo más acercamiento. Supongo que con esa notita se acabaron tanto el verano como mis intenciones deshonestas.
¿Cuántos amores a distancia sentimos en la vida? ¿Cuánta gente va formando parte de nuestro pequeño corazón en crecimiento sin que sean conscientes?
¿Te has preguntado alguna vez si alguien habrá sentido lo mismo por ti? Quizás alguna persona evoca tu recuerdo, el amor que sintió por ti. En una época diferente, en otro tiempo, sin que lo sospeches siquiera.
Cuántos castillos en el aire, cuántas vidas paralelas, cuánta ilusión en las sábanas y en las pestañas, cuánta emoción a flor de piel. Cuántas lágrimas a veces. Cuánta ansia. Porque hay épocas en las que somos vibración y atracción andantes. Pequeños corazones en movimiento.
A lo largo de la vida atesoramos amores como diminutos tesoros. Amores que nos evocan una época, un momento, una manera quizás más intensa de sentir.
Y tú, ¿recuerdas también algunos de ellos?
Me encantó Isabel! Qué bonito lo has escrito.. Y me has llevado también a algunas escenas similares.. Y jamás había pensado que también pudiera estar en la otra parte....
¿Sabes lo que he pensado mientras leía tu newsletter, Isabel? En todas las personas a las que quiero o he querido en algún momento, pero no en las que me pueden querer a mí porque en realidad pienso que no sé si habrá alguien que se acuerde de mí. ☺️☺️. No lo digo a mal ni en plan víctima ni nada de eso, es solo que mi manera de ser es un poco fría y pongo a veces una barrera, quizá eso distancia a las personas. No lo hago consciente, a lo mejor esas personas creen que no las tengo en cuenta, que no valoro su cariño.
Ahora, estoy aprendiendo a querer en la distancia, sin tener contacto físico con la otra persona, a través de momentos concretos que tienen que ver con el alma. ☺️.
Como siempre un placer leerte.
Muchas gracias!
Un abrazo!🤗🩷